La parálisis facial es un padecimiento médico que afecta la capacidad de una persona para mover los músculos de un lado de la cara. Este trastorno puede ser temporal o permanente, y sus efectos pueden variar, impactando tanto la estética como la calidad de vida de quienes lo padecen. Existen diversas causas, tipos y tratamientos para la parálisis facial, así como posibles secuelas que es importante conocer para un diagnóstico adecuado y manejo efectivo.
La parálisis facial es la pérdida de movimiento o debilidad en los músculos faciales, generalmente en un solo lado de la cara. Este trastorno se produce cuando el nervio facial, responsable de controlar los músculos del rostro, se ve afectado o dañado. Además de controlar los movimientos faciales, el nervio facial también influye en otras funciones, como la producción de saliva y la percepción del gusto.
Algunas causas de este síntoma provienen del cerebro o del sistema nervioso central, y pueden estar relacionadas con accidentes cerebrovasculares, enfermedades desmielinizantes y tumores. Sin embargo, estas son las menos probables. La mayoría de los casos, sobre todo cuando se involucra la frente y el ojo del mismo lado, corresponden a infecciones virales.
Las personas con parálisis facial pueden tener dificultades para sonreír, hablar o cerrar los ojos. En casos graves, esta condición puede afectar significativamente la vida diaria, reduciendo la capacidad de expresarse emocionalmente. Esta afección puede durar un largo periodo de tiempo e incluso ser permanente, en caso de haber daño significativo en los nervios faciales .
Las causas de la parálisis facial son diversas. A continuación, se presentan las principales causas, clasificadas según el origen del trastorno:
La parálisis de Bell es la causa más común de la parálisis facial y se asocia con la inflamación del nervio facial debido a una infección viral, como el virus del herpes simple (responsable del herpes labial). Esta forma de parálisis facial provoca debilidad súbita en un lado de la cara y, generalmente, se recupera por completo en el 70% de los casos en un período de tres a seis meses. Según estudios, alrededor del 70% de las personas con parálisis de Bell se recuperan por completo en ese período.
Infecciones como el herpes zóster y la enfermedad de Lyme también pueden causar parálisis facial. El herpes zóster ótico, también conocido como síndrome de Ramsay Hunt, provoca una erupción dolorosa cerca del nervio facial de uno de los oídos. Esto puede provocar una parálisis facial en el mismo lado del oído afectado.
Lesiones en la cabeza, cuello o mandíbula pueden dañar el nervio facial. Estos traumatismos incluyen accidentes, cirugías faciales o fracturas en el hueso temporal del cráneo. Los accidentes de tránsito son una de las principales causas de traumatismos que pueden llevar a la parálisis facial.
Los tumores cerebrales o crecimientos anormales cerca del nervio facial también pueden comprimirlo, dificultando el movimiento de la cara. Incluso existen investigaciones qué relacionan la parálisis facial al cáncer, especialmente en aquellos qué comienzan en la glándula parótida.
Trastornos como la esclerosis múltiple, encefalitis y neuropatía diabética pueden afectar el nervio facial y generar parálisis facial. Además, existen estudios realizados por científicos asiáticos qué señalan esta afección como un síntoma previo a la esclerosis múltiple.
En algunos casos, un accidente cerebrovascular que afecta las áreas del cerebro responsables del control de los músculos faciales puede provocar parálisis facial, generalmente acompañada de otros síntomas neurológicos.
La parálisis facial puede clasificarse según la causa y la localización de la lesión en el nervio. Los tipos más comunes incluyen:
Los efectos de la parálisis facial varían según la gravedad y la duración del trastorno. Algunos de los síntomas más comunes incluyen:
El tratamiento de la parálisis facial depende de la causa. A continuación, se presentan los enfoques más comunes:
El estrés puede desempeñar un papel importante en la aparición o agravamiento de una parálisis facial. Según expertos, las personas que padecen estrés, tienen una vida desordenada, malos horarios de sueño o trabajan en exceso, son más propensas a sufrir una parálisis facial. En general estos factores pueden bajar las defensas, permitiendo que los virus ingresen al organismo. En los últimos años distintas personas ligadas a la opinión pública han manifestado haber sufrido esta afección, haciendo alusión a causas virales y de estrés.
Secuelas de la parálisis facial
En algunos casos, la parálisis facial puede dejar secuelas a largo plazo, incluso después de la recuperación. Las secuelas más comunes incluyen:
La parálisis facial es una afección cada vez más común a nivel mundial y puede afectar a las personas por distintas causas como las mencionadas anteriormente. Es importante mantener una vida sana e intentar no someter el cuerpo a niveles demasiado altos de estrés, a fin de evitar sufrir de esta afección, que compromete la salud en distintos niveles y que puede traer consecuencias importantes si no se trata a tiempo.
Si presentas síntomas sospechosos te recomendamos visitar a un especialista a la brevedad.
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