Los primeros años de infancia son claves en el desarrollo del niño o niña. Es ahí donde se va desarrollando la personalidad, los gustos y la forma de proceder ante determinadas situaciones. Es en esa primera etapa también, donde se van manifestando las habilidades y la inteligencia.
Todos heredamos diferentes características de nuestro padre y otras de nuestra madre. Pero recientemente, un estudio se refiere específicamente al origen de la inteligencia, la cual se hereda de la madre. Es ella que transmite los genes relacionados con el coeficiente intelectual.
Una de las investigaciones pioneras que llegaron a esta conclusión, se realizó en el año 1984, en la Universidad de Cambridge. para concluir que los genes maternos contribuyen en mayor medida al desarrollo de los centros de pensamiento del cerebro.
En el primer estudio los investigadores crearon unos embriones de ratones especiales que tenían únicamente los genes de la madre o los del padre.
En el primer caso, los ratones nacían con un cerebro más grande y un cuerpo más pequeño, mientras que, en el segundo caso ( del padre), los ratones presentaban un cerebro más pequeño pero un cuerpo más grande. A partir de ahí se descubrió que el cerebro tiene zonas con mayoría de células maternas y otras zonas que tienen sólo células paternas. Y no sólo eso: las células con genes de origen paterno se fueron acumulando en la zona del cerebro que tiene que ver con la alimentación, la supervivencia y el sexo, mientras que las células de origen materno se acumulaban en la zona cerebral del desarrollo del lenguaje, la inteligencia, el pensamiento y la planificación.
Sin embargo, quizá uno de los resultados más interesantes en este sentido proviene de un análisis longitudinal llevado a cabo en el Medical Research Council Social and Public Health Sciences Unit de Escocia. En este estudio se entrevistaron anualmente desde el año 1994 jóvenes con edades comprendidas entre los 14 y los 22 años de diversos niveles socioeconómicos, educación e incluso color. Así descubrieron que el mejor predictor de la inteligencia era el C.I. de la madre. De hecho, el C.I. de los jóvenes se apartaba tan solo una media de 15 puntos del de sus madres.
Los genes de inteligencia se encuentran en el cromosoma X, y como las mujeres llevan dos, significa que los niños tienen el doble de probabilidades de tener la inteligencia de su madre. explica
Según los investigadores, si el padre transmite algunos de sus genes de inteligencia es probable que no se vean reflejados en el cerebro del bebé, es decir, que se desactiven, ya que solo podrían tener impacto si provienen del cromosoma femenino.
Los doctores Horst Hameister y UlrichZechner de la Universidad de Ulm (Alemania), estudiaron los genes relacionados con daños cerebrales, proceso en el que descubrieron que muchos de éstos se encuentran en el cromosoma X. Cabe precisar que estos genes se relacionan con la memoria y terminaciones nerviosas del cerebro.
Según Hameister , las mujeres tienen significativamente menos probabilidades de desarrollar retrasos mentales en relación a los hombres.La influencia de la madre, no sólo se transmite a través de los genes. Varias investigaciones realizadas en la Universidad de Carolina del Norte, entre otras, arrojaron que los niños que desarrollan un apego seguro con sus madres, son más constantes en sus proyectos, tienen mayor tolerancia a la frustración y al presentarles un juego de carácter más complejo son capaces de llevar a cabo juego simbólico de mayor complejidad y son más constantes y tienen más tolerancia a la frustración.
Según John Bowlby, creador de la Teoría del apego: “un niño que sabe que su figura de apego es accesible y sensible a sus demandas les da un fuerte y penetrante sentimiento de seguridad, y la alimenta a valorar y continuar la relación”.
Las madres que proporcionan este apego seguro son las que estimulan más y mejor a sus hijos para que puedan avanzar en su desarrollo cognitivo.
Las caricias de la madre podrían incluso ayudar a que los niños evitaran posteriormente el consumo de drogas, asegura un estudio publicado en The Journal of Neuroscience. Se ha comprobado que el contacto físico con la madre incrementa la producción de una molécula capaz de cambiar la forma en que el cerebro responde a sustancias adictivas.
Sin duda, tanto padres como madres cumplen un rol importantísimo para sus hijos y ninguno sustituye al otro es importante conocer como la ciencia ha estudiado la relación hijo- madre en distintas áreas del desarrollo y conocimiento.