El embarazo es una de las etapas más especiales que viven las mujeres. Durante este proceso de nueve meses, se experimentan todo tipo de sensaciones en espera de la llegada del hijo.
La futura madre y quienes la rodean, viven de cerca los diversos cambios que se experimentan, tanto emocional como físicamente durante el crecimiento del embrión que posteriormente es feto.
Algunos síntomas suelen ser bastante desagradables y , si bien, no todas las mujeres experimentan molestias durante el embarazo, existen características o cambios que la mayoría sufre.
Durante este mes, aparecen los primeros síntomas, los cuales indican un embarazo. Estos suelen confundirse con el síndrome premenstrual. Puede haber un aumento de la tensión mamaria, pinchazos uterinos, aumento de la secreción vaginal, cansancio, asco y fobias a determinados alimentos, mayor sensibilidad olfativa o un extraño sabor metálico en la boca.
La pared uterina se espesa, aumenta su vascularización y el cuello del útero se ablanda.
El embarazo obliga a todos los órganos a funcionar de manera distinta y, esto se traduce en un cansancio general del cuerpo. Por eso se experimenta más somnolencia de lo normal.
Los pechos crecen y en la areola se distinguen unos nódulos pequeños, llamados tubérculos de Montgomery.
Algunas mujeres experimentan náuseas y mareos, además de una mayor salivación.
Continúa el cansancio, lo cual provoca una necesidad mayor de dormir.
La hinchazón aparece como consecuencia del comienzo de la retención de líquidos, es posible que aumente la producción de saliva y la necesidad de orinar.
La sensibilidad está a flor de piel. Es posible que se experimente confusión e inseguridad y alegría al mismo tiempo. Es un conjunto de emociones debido al cambio hormonal que se está experimentando.
Terminado este mes, suelen acabarse las molestias como náuseas y falta de apetito, debido a que disminuye la producción de la hormona gonadotropina coriónica.
Las encías pueden inflamarse y sangrar con facilidad debido a los cambios hormonales. Es aconsejable hacerse una revisión odontológica.
La ropa comienza a quedar más ajustada, por lo cual conviene utilizar vestuario más cómodo para que no se dificulte la circulación sanguínea.
Debido a los cambios hormonales, que influyen sobre el funcionamiento habitual del sistema digestivo algunas mujeres padecen acidez y ardor estomacal.
Los pezones aumentan de tamaño y se vuelven más oscuros. En el centro del abdomen, aparece aparecer una línea oscura vertical, la cual va desapareciendo después del parto.
En algunos casos, los cambios hormonales provocan manchas en la piel. Es por eso que se deben tomar medidas de protección solar.
La presión que ejerce el útero en el estómago puede causar estreñimiento.
En la mitad del embarazo la respiración se hace más profunda y el ritmo cardiaco se acelera.
Se comienzan a sentir los movimientos del bebé y a crecer el vientre.
Algunas mujeres notan una ligera hinchazón debido a la retención de líquidos.
Las hormonas influyen en el crecimiento del vello. En algunos casos, aumenta y en otros disminuye.
Aumentos repentinos de temperatura con exceso de sudoración.
La presión del útero que va creciendo sobre los intestinos, altera su actividad normal y produce flatulencia y aumento de gases.
Debido a que la piel comienza a estirarse, puede haber picazón que se puede aliviar hidratando la piel.
El útero ya no cabe en la pelvis. Al extenderse, desplaza los intestinos y presiona ligeramente el hígado y el diafragma. Eso puede provocar a ratos una sensación de ahogo.
La vejiga está más más oprimida y surge la necesidad de orinar con mucha frecuencia.
Los pezones están más sensibles, debido a la producción de la hormona prolactina que estimula la producción de leche materna.
El vientre está muy prominente.
En algunos casos, surgen molestias en la espalda debido a que el aumento de peso del bebé hace que la columna adopte una posición distinta.
El corazón comienza a latir más rápido para bombear la sangre hacia la placenta, lo cual produce una sensación de cansancio. También se pueden sentir dificultades para respirar profundo.
Puede existir insomnio producto de la preocupación por el parto, la sensación incómoda que produce el volumen del vientre la micción nocturna frecuente o los dolores de espalda.
Hacia la semana 36, el feto suele colocarse con la cabeza hacia abajo. Cuando eso ocurre, puede haber contracciones aisladas o dolores en la parte baja del abdomen.
Estreñimiento provocado, en parte, a la acción de la hormona progesterona, el cual hace más lento el movimiento del alimento a través del sistema digestivo. Pueden aparecer hemorroides provocadas por el estreñimiento y por la presión que ejerce la cabeza del bebé en la pelvis.Hemorroides debido a la presión que ejerce el útero sobre las venas de la pelvis.
La cabeza del bebé desciende y comienza a encajarse en la pelvis preparándose para el parto.
La mujer quizás necesite orinar más a menudo, por la presión que ejerce la cabeza del pequeño sobre la vejiga.
El bebé está listo para nacer. En cualquier momento comienzan las contracciones para iniciar el trabajo de parto. La fecha prevista del nacimiento puede ser 15 días antes o después. La fecha tope es la semana 42.
Independiente de si se manifiestan algunos o todos los síntomas mencionados, es sumamente importante llevar un control adecuado del embarazo, generando una relación estrecha y de confianza con el ginecólogo para que este proceso sea lo más tranquila.En nuestro centro contamos con los mejores profesionales ginecólogos para tener una experiencia satisfactoria y de calidad.
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